27 de febrero de 2012

Coneix Xàbia corrent

Domingo 26 de febrero de 2012, Jávea (Alicante)

Una nueva ruta a descubrir.  Esta localidad de la Costa Blanca es sitio de veraneo frecuentado pero ¿cuántos de ellos se han molestado en conocer un poco más adentro, más arriba y descubrir parajes impresionantes?  Pocos, nos tememos.  E intentar corregir esto es lo que ha llevado a un grupo de atletas locales a preparar una ruta que se adentra por este terreno montañoso.

Salida desde el Parque de Pinosol, en las afueras de Jávea, a las 10 de la mañana.  Tercera edición de esta ruta que tiene por objetivo acercar a caminantes y corredores por el bosque de la Granadella.

16 km de recorrido.  Había de todo:  serpenteantes pistas de tierra y hormigón, sendas estrechas, bajadas técnicas, subidas desmoralizadoras, vistas del mar desde los puntos más altos para luego pasar trotando unos pocos metros en una cala.  Quien pensara que estoy iba a ser una trotada dominguera, se equivocó ese día.  El recorrido este año ha sido distinto al de las dos ediciones anteriores y que, a decir por los conocedores de la prueba, este año el reto a superar era mayor.

Organización a cargo del CLUB D´ATLETISME LLEBEIG XÀBIA


Un ambiente alegre, relajado.  Una alta participación y ganas por parte de todos de disfrutar de un bonito día, incluso caluroso por momentos.

243 corredores, entre ellos, 26 atalantas (10,7% de participación femenina, lo que viene siendo lo usual aunque nos gustaría que fuera más alta).

En la meta, cerveza a presión, coca levantina y fruta.

Precio de inscripción:  10 €, lo que supone un alivio viendo el precio que están alcanzando algunas carreras.
Avituallamientos:  Dos (uno líquido y otro sólido-líquido).
Regalos al corredor:  camiseta técnica conmemorativa, colores naranja o celeste.

Todos los voluntarios trabajando en perfecta sintonía:  Policía Local, Cruz Roja, voluntarios en bicicleta y a pie que te indicaban el camino en los desvíos donde era fácil despistarse...  A todos ellos, muchas gracias.

25 de febrero de 2012

Evolución humana y el ultrafondo

En algún momento de la evolución humana, nuestros antepasados más lejanos empezaron a perder el pelo que cubría la mayor parte de su cuerpo, característica que hasta entonces tenían en común con la mayoría de los mamíferos.  Y por irrelevante que pueda parecer millones de años después, este hecho nos dio una ventaja ante otros depredadores.


En las horas centrales del día, cuando más calor hace, los animales que no encuentran un refugio sólo pueden refrescarse de una forma:  jadeando.  Esta es una manera de rebajar la temperatura corporal, como bien sabe cualquiera que comparta su vida con un perro.


Sin embargo, los cuadrúpedos no pueden jadear cuando corren rápido, de manera que en condiciones de mucho calor su rendimiento se limita a distancias muy cortas.   Por eso los sprints fabulosos de los grandes felinos actuales en la savana africana, por ejemplo… 

Un animal cuadrúpedo puede correr a gran velocidad sus buenos 10-15 minutos.  A más tiempo, su organismo empieza a acusar un exceso de calor del que no pueden desprenderse en movimiento.  Los homínidos, en cambio, sí, a través de otro mecanismo fisiológico para refrescarse:  sudar


Al carecer de pelaje, el aire recorre libremente nuestra piel y hace que el agua que expulsamos se evapore, llevándose consigo parte de nuestro calor corporal, percibiéndose como una sensación refrescante.  Algunos antropólogos evolutivos piensan que esta característica le dio a nuestros antepasados la posibilidad de batir sus presas de una forma que podría describirse al menos de peculiar:  hablamos de la caza por persistencia.  O correr tras la presa hasta que ésta muera de agotamiento.  Porque… en el Reino Animal, somos los campeones absolutos en carreras de larga distancia.

Ilustremos esta teoría con un vídeo que muestra una escena de caza de los bosquimanos actuales en el Kalahari.  No es cualquier vídeo, es un extracto de un documental que en su versión original está narrado nada más y nada menos que por David Attenborough (voz y figura inconfundible) y es una joya de siete minutos de duración.  Muestra a un grupo de hombres que durante ocho horas persiguen un antílope.  Son un grupo de cazadores, seguramente los más fuertes de su tribu, pero no por ello de condiciones atléticas equiparables.  Uno de ellos es  "El Corredor”, que se distingue de sus compañeros por su resistencia física.  Este hombre, en un momento dado, se descuelga del grupo y toma la delantera, confiando la alimentación de su clan, sin él saberlo, en la ventaja evolutiva de su bipedismo y su piel sin pelo.  El vídeo resume perfectamente las condiciones que aquí explicamos:  día caluroso, espacios abiertos en los cuales es difícil refugiarse, hombre sudando copiosamente y muchísimos kilómetros recorridos, demasiados para un cuadrúpedo.  Disfrutad del vídeo y seguid leyéndonos en el siguiente párrafo.



Correr en dos patas es mucho más eficiente en las distancias largas que correr sobre cuatro”. 
Además...
el hombre tiene las manos libres para llevar consigo agua y reponer los líquidos que pierda en la transpiración”.

Correr nos hizo humanos; correr hizo del Homo Sapiens (hombre inteligente) lo que es hoy.  Corriendo pudimos dar caza a presas que de otra forma serían muy difíciles de conseguir y así, hace dos millones de años, los homínidos tuvimos acceso a otras fuentes de alimentación que ayudarían a modelar nuestra fisonomía y la fisiología de nuestro cuerpo, cerebro incluido.  Pero cómo el aporte de proteínas en la dieta de los homínidos configuró el cerebro es tema que merece una entrada propia.