30 de julio de 2012

Cuando cuerpo no acompaña a mente y corazón

Estás ahí. Es tu Gran Objetivo para este año. Has entrenado mucho. Te has preparado a conciencia. Nunca has estado en mejor forma y te notas fuerte. Sabes que te encuentras en un momento óptimo tanto física como psicológicamente. Te ha costado llegar y dentro de pocas horas vivirás el momento definitivo de la competición. Y de repente, de la forma más tonta, das un mal paso y ¡zas! Algo dentro de ti se quiebra, estalla, se retuerce, te duele, se inflama… ¡Tu propio cuerpo te traiciona! Él, a quien tan bien has alimentado, hidratado, masajeado, ¡mimado!, en definitiva, se niega a hacer lo que tu mente le ordena. Y con la vista nublada por las lágrimas, ves cómo el sueño que perseguías se esfuma en el aire hasta desaparecer…




Esta imagen, (¡esperamos que ficticia para todas las atalantas que nos leen!), desgraciadamente es una realidad para muchas deportistas de élite. En los últimos Juegos Olímpicos clausurados, los de 2008, se llevó a cabo un estudio sobre la frecuencia, características y causas de las lesiones ocurridas a deportistas, tanto en entrenamiento como en competición.

En Pekín se registraron 1.055 lesiones, entre todos los deportes. Esto es, 96,1 lesiones por cada 1.000 atletas.  Estos incidentes preocupan al Comité Olímpico y se busca conocer bien todo lo que hay detrás de una lesión para intenter prevenirlas o disminuir su incidencia. Ateniéndonos a nuestro deporte, el índice de lesión en el atletismo es para tomárselo en serio. Según el mencionado estudio, las lesiones en el atletismo son del tipo provocado por sobreuso (en contraposición a aquellas por contacto con otro atleta más propias de deportes de equipo). De ahí que no sean pocas las tendinitis rotulianas o del tobillo o las fracturas por estrés.

Así, de 2.132 registrados en las diferentes modalidades del atletismo en Pekín 2008, el 11,3 % de ellos (241) se llevó un mal susto y se estima que el 7,3 % no pudo efectuar su siguiente sesión de entrenamiento o de competición.

Algo parecido es lo que le acaba de ocurrir a Paula Radcliffe, quien desde que supo que Londres albergaría los Juegos Olímpicos de este año, decidió prepararse con la especial ilusión de correr en casa. Serían sus quintas olimpíadas y la gran oportunidad para obtener por fin alguna medalla olímpica, pues lo ha ganado todo, excepto estos metales. Sin embargo, las últimas tres semanas, esas medallas se han hecho más esquivas que nunca. Ayer se comunicó formalmente que la mujer que ostenta el récord femenino en maratón, finalmente no podrá acudir a las cita olímpica de este año. ¿La razón? No está completamente recuperada de la osteoartritis (una vieja conocida de la Radcliffe) en su pie izquierdo.

Y es que el atletismo tiene estas cosas. Da grandes alegrías y alguna que otra decepción. Sino, que se lo pregunten también a la maratoniana mexicana Madaí Pérez (2h27m02s). No hará uso del billete de avión que tenía para Londres. En su caso, por fascitis plantar. La que ocupara el puesto nº 19 en Pekín 2008 (Radcliffe, también lesionada entonces, fue la 23ª), resta unas cuantas alegrías al maratón femenino que se habla en español.


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