31 de julio de 2011

Diane Van Deren sabe lo que es sufrir



Diane Van Deren  vive en el sur de Denver, a los pies de las montañas Rocosas.  Y para decirlo ya desde el principio:  es una de las mejores ultra-maratonistas (ultra-runner) del mundo.

Ateniéndonos a la definición, un ultramaratón o ultra-trail es cualquier carrera que supera la distancia maratón (42.195 m).  Aunque todos sabemos que en la práctica equivale a correr distancias mucho mayores, de forma continuada, a veces durante las 24 horas del día, sin apenas dormir....  Las favoritas de Diane son a partir de los 160 km (100 millas).

Pero esto es así desde hace relativamente poco.  En realidad, esta atalanta había dedicado su juventud y su trayectoria deportiva al tenis profesional, con el que se ganaba la vida hasta que lo abandonó para ser madre y formar una familia numerosa.  No fue sino hasta mucho más tarde que sufrió una reconversión vital que ha hecho de ella la atleta extraordinaria que es desde hace unos años hasta hoy, en que cuenta ya con 51 años de edad.

Viajemos atrás en el tiempo.  Año 1988.  Con 28 años, Diane está casada, tiene dos hijos y está embarazada del tercero.  Un día, viajando en el coche con su madre, algo raro le sucedió.  Breve.  Rápido.  Como un rayo.  El primero de muchos que vendrían después.  Sólo recuerda despertar en un hospital, confundida, sin saber cómo ni por qué había llegado allí.  El Dr. Mark Spitz (personaje clave en la desarrollo posterior de la evolución de Diane), neurocirujano y profesor de neurología en la Universidad de Colorado, ordena que le hagan unas pruebas de resonancia magnética por las que le diagnostican finalmente  epilepsia.

Epilepsia, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿de dónde?  Resulta que siendo apenas un bebé, Diane sufrió un episodio muy grave de fiebres altas, acompañadas de temblores y convulsiones durante casi una hora.  Seguramente estas convulsiones le produjeron daños cerebrales de los que Diane no fue consciente hasta que, más de dos décadas después, las convulsiones se repitieron.

Los ataques epilépticos fueron ocurriendo cada vez con más frecuencia y Diane fue aprendiendo a reconocer ciertas señales que le avisaban que pronto iba a desatarse la crisis que la convertía en una muñeca de trapo agitada por la mano invisible de una deidad caprichosa.  Estas sensaciones (cierta torpeza, sensación de ingravidez, por ejemplo) son relativamente frecuentes entre quienes sufren de epilepsia y migraña.   Se les conoce como auras y aprender a reconocerlas puede significar contar con un par de minutos de ventaja en los que prepararse para el ataque y evitar caídas o accidentes mayores.

Ni los cambios en su alimentación ni los medicamentos más revolucionarios libraban a Diane de su mal.  Un día, tras un aura,  le dio por salir a correr por las montañas.  Y descubrió que en ellas se sentía relajada.  Los latidos de su corazón (descontrolados justo antes de las convulsiones) parecían encontrar paz...  Y lo mejor:  ¡el inminente ataque no se producía!  A partir de entonces las zapatillas  estarían junto a la puerta y si presentía las convulsiones, lo abandonaba todo por correr cerca de casa, en el Pike National Forest de las montañas Rocosas.  Había nacido el amor por correr...

Siguiendo esta estrategia, Diane evitó sufrir ataques de epilepsia durante casi diez años.  En ese tiempo, su fondo como corredora se iba incrementando.   Al principio corría durante un par de horas.  Luego tres, cinco, seis ...  ¡Funcionaba!  Cada kilómetro la alejaba de las convulsiones del pasado.  Pero finalmente la alcanzaron.  Y con furia desatada.  Entre tres y cinco ataques por semana, ahora sin previo aviso y por lo tanto sin tiempo siquiera a ponerse las zapatillas salvadoras.  De un segundo a otro, Diane ya no era Diane...  

Su enfermedad había condicionado algunas rutinas en casa.  Por ejemplo, en cuanto pudieron alcanzar los pedales del coche, sus hijos aprendieron a conducir, por si acaso Diane sufriera alguna crisis frente al volante.  El momento del baño era especialmente vigilado porque no se produjeran resbalones mortales en caso de un desvanecimiento.  Sí.  Diane debía temer seriamente por su vida

Por eso que cuando los médicos le propusieron una operación quirúrgica que podría mejorar su condición, Van Verden no se lo pensó dos veces.  Si los ataques provenían de una parte deteriorada concreta del cerebro, retirar esa parte podría ser la solución.  Había, pues, que determinar qué parte era esa.  Esto requería ir al hospital y tener un ataque de epilepsia frente al equipo médico liderado por el Dr. Spitz.  

Le pegaron 64 electrodos en su cuero cabelludo, de los cuales salían cables que llegaban hasta  una máquina de EEG (electroencefalograma) que medirían la actividad eléctrica de su cerebro.  Además, una cámara la filmaba las 24 horas del día.  Las imágenes grabadas muestran a Diane agitándose, agarrotada en mitad de un ataque.  Incluso se puede oír crujir la estructura de la cama.  Diane se muerde la lengua con tanta fuerza que la sangre que brota forma un charco de sangre  con el que se atraganta.  Unas imágenes horribles...  Tras verse, Diane lo tenía claro.  ¡A por ello!

Gracias a estas pruebas pudieron averiguar que los ataques provenían de una región pequeña y puntual, en la parte posterior del lóbulo temporal derecho,
una zona del cerebro relacionada con la memoria a corto plazo y la orientación espacial y temporal.

Le abrirían el cráneo con una sierra, dejando su cerebro expuesto para quitar el trozo afectado.  Ante este panorama, a un paciente se le ocurren mil dudas y preguntas.  El equipo médico sólo se plantea una:  ¿cuánto quitar?  Tendría que ser lo suficiente para curar pero teniendo en cuenta que mientras mayor fuera la extracción, los efectos secundarios entrañarían más complejidad y peligro.  Finalmente, se decidió retirar una masa cerebral del tamaño de un kiwi.  Resultado:   Diane no ha vuelto a tener ataques de epilepsia hasta la actualidad.

Una vez operada y tras un año sin convulsiones, un impulso la lleva a inscribirse en una carrera de 80 km (50 millas).  Y, adivinad qué:  ¡la gana!  A esa le sigue otra de 160 km (100 millas) en las montañas Big Horn (2003) en la que quedó sexta.  Sin embargo…

…Algo había cambiado.  De pronto empezó a olvidar recoger a los niños del colegio, citas, caras de personas y conversaciones recientes:  pérdidas de memoria a corto plazo

Mientras tanto:
1ª absoluta en las 50 millas (80 km) Alfred Packer (2004), 
2ª absoluta femenina en las 100 millas (160 km) de Bear Trail (2005)
7ª femenina absoluta en el UTMB  (2004),
1ª absoluta en las 100 millas de Tahoe Rim
1ª absoluta en las 24 horas de Frisco Trail Run,
1ª mujer en las 50 millas (80 km) de Dances with the dirt,  en Hell (lit. Infierno), Michigan,
1ª mujer en la Canadian Death Race, carrera de 78 millas (125 km) en la provincia de Alberta (Canadá),
por mencionar sólo unas cuantas. 

Por si esto fuera poco: 
en 2008, en las 300 millas (más de 480 km) del Yukon Arctic Ultra corre con  44 ºC bajo cero y arrastrando un trineo con su avituallamiento.  En prueba de dureza extrema en la que en diez días, apenas durmió diez horas en total.  Sólo dos personas la acabaron:  una de ellas, nuestra Diane.  

Y por increíble que parezca, Diane Van Deren es incapaz de orientarse en espacios abiertos.  Como consecuencia de la extracción de ese trozo de cerebro, los mapas sólo son un montón de líneas de colores sin orden ni concierto.  Por eso suele llevar una cinta rosa en sus carreras; cuando no está segura de qué camino elegir, ata la cinta al inicio de un camino elegido al azar  y continúa por él.  Si pasado un tiempo presiente que se ha equivocado, vuelve sobre sus pasos hasta hallar la cinta y lo intenta por otro distinto.  Esto le sucedió en la Yukon Arctic Ultra, donde estuvo perdida durante dos horas, sola, en mitad de fuertes rachas de viento.  Y aún así ganó.

Además de su desorientación espacial, como consecuencia de la operación Diane no nota pasar el tiempo.  Su cerebro tampoco procesa referencias temporales y no guarda una información consciente de las horas o días que lleva participando en una carrera ultra.  Van Deren vive el momento.  Y corre.  Sus pies obedecen ciegamente el ritmo que se marca mentalmente.  Respiración y ritmo.  No necesita nada más.  Oír eso es su música, su flow.

En la actualidad, Diane ocupa su tiempo impartiendo charlas de motivación para la Epilepsy Foundation of America, the National Brain Injury Employment Conference y otras organizaciones.

Esto que hemos contado aquí y más, lo relata la propia Diane Van Deren en una maravillosa entrevista para el programa de la radio pública neoyorkina Radio Lab.  El audio está en inglés y recomendamos vivamente su audición.  Diane no sólo tiene una voz preciosa, sino que sabe comunicar como pocas.


18 de julio de 2011

“Xàtiva la nuit”


Ocurrió la noche del sábado16 de julio de 2011.  La I Cursa Nocturna de Muntanya de Xàtiva, se coló subrepticiamente en nuestras agendas un fin de semana cargado de eventos (la Volta al Terme Nocturna de Fondeguilla , el Isostar Desert Marathon, la Galarleiz ...).  En el muro de Facebook de AtalantasWeb  recibimos la invitación extraoficial varias semanas antes.  Lo de menos será correr, nos advirtieron.  E iba en serio...


A pesar de tantas citas convocadas, muchas caras amigas se dieron cita en Xàtiva, un pueblo que sorprende y atrae por la riqueza de su patrimonio cultural concentrado en un núcleo pequeño y que es el hogar de apenas 30.000 setabenses (Saetabis es el latín del topónimo ibero Saiti).  De esos 30.000, conocemos al menos tres (dos Albertos y una gran Cristina) que nos brindaron casa, amistad y la mejor compañía ese día.  Los mejores anfitriones que hubiéramos podido tener.




Lo primero que hay que decir sobre esta carrera nocturna es que soprendió.  Pocos,  m u y   p o c o s,  por no decir nadie, se esperaba lo que esa noche-madrugada aconteció.  Cuando hay tantas competiciones y con tanta afluencia de corredores a lo largo del año, las nuevas carreras que nacen deberían hacerlo (o eso esperamos los participantes) con la intención de hacerse fijas en el calendario e ir sumando números romanos a sus ediciones.  Para esto, la estrategia es distinguirse, tener personalidad propia...  La aventura que contamos aquí cumple este requisito.

¿Cómo describir, a quien no haya participado, esta carrera nocturna?  Técnicamente, son 30 km (no 28, como originalmente se anunció) y un desnivel positivo acumulado de 1.600 m.  El trazado es exigente y las noches de verano en Xàtiva son calurosas y húmedas.  La carrera empezó a las 22 hrs con 34 ºC y cinco horas después, bien entrada la madrugada, el termómetro de la Plaça del Mercat indicaba 28 ºC.  Si a esto le sumamos la nocturnidad y cierta dosis de alevosía del llamado régimen de semi-autosuficiencia, tenemos las condiciones de partida para vivir una noche sin igual.


Los organizadores, aficionados a la escalada que regentan una tienda (Yaincoa Sports) de montaña en Xàtiva, prepararon un recorrido que dejaría bien a las claras su gusto por la aventura.  Así es que, además de saber correr, otras cualidades serían necesarias...    La primera de todas:  las ganas de divertirse y saber reírse de una misma.  La segunda, estar preparada físicamente para hacer una buena carrera pero también para resolver las varias incidencias que pudieran surgir.  Una pista para esto último ya la daba la organización al exigir un material obligatorio para correr (que al final no revisaron) que incluía, como no puede ser de otra forma, un frontal, una manta térmica, un botiquín de primeros auxilios, un cortavientos impermeable, entre otros artículos.  

Presentación y advertencias hechas, hay que decir que esta ha sido ¡una de las carreras más divertidas que desde AtalantasWeb hemos contado!  Correr sin prisas, sin presión, con la mejor compañía animando en todo momento y bajo la suave luz de la lluna.  Fue una de esas noches en que los pies se ajustaban perfectamente sobre piedras, entre rocas y en medio de troncos y arbustos.  No valía la pena enfadarse con las ramas que como látigos nos golpeaban el rostro y desde arriba nos arrebatan buff y frontal entre sendas zigzagueantes.  

En varios tramos se dispusieron cuerdas para salvar las dificultades naturales del terreno.  No eran un elemento accesorio de seguridad, ni siquiera para reafirmar la propia confianza.  Simplemente, si no había cuerdas, no sobrevivías para contarlo.  :-)


Cuando, en un momento dado, la lógica te dice por ahí no se puede pasar, es hora de desprenderse de esa lógica de luces cortas y sustituirla por tus cuatro extremidades que, a gatas, te ayudarán a  traspasar, por ejemplo, el agujero improvisado en la valla de tela metálica que da acceso a una propiedad privada que se ha interpuesto en tu camino.  O cruzar un par de veces una carretera por túneles subterráneos donde no puedes correr erguida.  O trepar escalones faraónicos, con ayuda de otros, pues a menos que te empujen desde abajo o tiren de ti desde el escalón superior, otra forma de subirlos no se nos ocurre.  Y bajar... ¿hablamos de bajar?  Rapelando, la mayoría de las veces.   Sí, la verdad es que nos reímos y disfrutamos mucho.  Y después de haber sorteado muros, vallas y acequias, toca escalar por los hierros de una vía ferrata y luego atravesar un cañaveral, una trampa de juncos derribados para la ocasión antes de llegar al río.  


¡El río, esa joyita que, quien más, quien menos, todos esperábamos!  El Albaida, que lleva bastante agua (en el primer cruce, nos llegaba hasta las ingles), se atraviesa en tres ocasiones.  La estrategia empleada en esa ocasión y que desaconsejamos por completo es el cambio de calzado:  una pérdida de tiempo y una molestia innecesaria.  Mejor mojarse que romperse.  Más divertido también.

Una atalanta cruzando el río Albaida.

Proscrita la monotonía, esta carrera exigía grandes dosis de concentración para evitar más caídas y despistes de los inevitables.  Pocas zonas eran llanas y en los parajes más abiertos el terreno era bastante técnico y las grandes piedras eran una constante.  Se podía correr, definitivamente sí, porque somos todo-terreno, pero con cabecita...  

Mucha senda con encanto entre vegetación espesa de árboles, arbustos y salpicada de troncos caídos.  Algunos tramos fueron abiertos y limpiados ex profeso para que pudiéramos pasar nosotros.   En este punto, el trabajo de la organización es encomiable.  El recorrido del que son autores (y deberían firmarlo, si se pudiera) merece nota sobresaliente.  

Pero como en toda primera vez, las cosas no salen perfectas.  Y ambas partes involucradas, corredor y organizador, deberían hacer autoexamen y tomar medidas para la siguiente vez...

Empecemos por la inscripción.  15€ para corredores y 10 € para los que se apuntaran a la modalidad senderista, que también la había.  Aquí, la primera observación.  Si hubiéramos sido senderistas, nos habríamos sentido francamente estafados.  Un recorrido de 10 km (que en menos de dos horas lo acaba un niño), para llegar a meta y que, con el calor de la noche, se le niegue una cerveza (al niño y al adulto) porque son para los corredores.  O sea:  pagar una cuota de inscripción para dar un paseo en el que no hay ni un solo punto de avituallamiento, ni en ruta ni en meta.  Menos mal que al recoger el dorsal daban una aparatosa bolsa de corredor llena de:  un par de calcetines y gracias por participar.  Francamente, que los caminantes costeen a los corredores no nos parece justo.  Es un gesto abusivo y descortés.


Como descortés, por no decir irresponsable, es no esperar a que llegara el último de los participantes ni preocuparse por lo que pudiera haberle ocurrido.  A las 4 de la madrugada, es decir, seis horas después de iniciada la carrera, retiraron el tenderete de la Organización, desmontaron pancarta, retiraron mesas con avituallamiento en meta y dejaron, por su cuenta y riesgo, a varias decenas de corredores que, por diversas circunstancias, no pudieron acabar en el plazo que la Organización estimaba como suficiente.  Eso, señores, NO SE HACE.  Demos gracias todos que no ocurrió ningún hecho grave que lamentar.  Pero es fácil imaginar la desazón y el bajón que supone llegar después de tanto esfuerzo y encontrar que, simplemente, ya no cuentan contigo.  Toma tu par de calcetines y gracias por participar.

La señalización del recorrido fue bastante aceptable; no vamos a ponernos exquisitas.  Era de noche y obviamente las condiciones de visibilidad se ven mermadas.  Hay otras carreras que afortunadamente para muchos se señalizan impecablemente.  Cuestión de tiempo y capacidad humana, sin duda.  En esta de Xàtiva, la señalización con cintas plásticas y pequeños tubos reflectantes suspendidos de las ramas de los árboles, cumplían su misión la mayoría de las veces.  Ya hemos dicho que en esta carrera había que concentrarse y nos referíamos también a que en ciertos momentos tocaba buscar una esquiva indicación que luego aparecía un poco más allá para tranquilidad del que iba en cabeza de grupo.  

Sin embargo, no desorientarse y no tropezar queda descartado.  Cuando no tiene consecuencias graves, es parte del reto a superar.  La señalización de algunos desvíos debería ser claramente reforzada, así como una indicación de los kilómetros avanzados.  Con un cartel cada 5 km habría sobrado para orientar espacial y temporalmente al corredor foráneo.  No todos portan un GPS.  De hecho, en una carrera que se precia de ser tan primitiva y de poner al corredor (a veces demasiado domesticado) en contacto directo con el medio natural, no se le puede contestar que para no perderse debería emplear un GPS.  En primer lugar, el track estuvo a disposición apenas un par de días antes de la prueba.  Además, estas tecnologías están para confirmar y reforzar, pero nunca para sustituir la señalización.  ¿O en qué quedamos?  La autosuficiencia, cuando se nos explicó, iba en el sentido de los avituallamientos, exclusivamente.

Sí.  avituallamientos.  UNO  y en el km 20 (de 30 totales).  Semi-autosuficiencia, vale, lo sabíamos.  Antes, en el km 13, una fuente con un agua deliciosa.   Un tesoro líquido para refrescarse la cabeza y rellenar la bolsa de hidratación.  Ya en el km 20, a los primeros corredores se les dicen que queda poca agua.  ¿Cómo es posible?  Aún quedan muchos compañeros que vienen detrás...  Menos mal que hay una segunda fuente pública en el km 25 pero, por alguna razón, casi nadie la vio.  No estaba bien señalizada y muchos la pasamos de largo.  La hidratación es fundamental.  Es imperativo que en una futura edición se contemple la instalación de otra mesa con líquidos.  En el km 7, por ejemplo, que sumada a los otros tres puntos líquidos, debería ser suficiente para no pasar penurias en noches tan calurosas.  No es falta de previsión del corredor:  la mayoría de las bolsas de hidratación tienen un volumen de 1,5 lt de capacidad.  Eso no da autonomía para 30 km.

En fin, salvo un joven compañero de ruta que se estrenaba en las carreras de montaña esa noche ("¿¡Son todas así!?", nos preguntaba), me atrevería a decir que la Organización puede afirmar con orgullo que en su primera edición contaron con corredores de amplia experiencia y gran valía.  Veteranos sabios de la montaña y jóvenes con la fuerza para acabar lo que sea.  Sus opiniones bien merecen ser escuchadas y tenidas en cuenta para el próximo año que seguro que contará con una altísima participación.  El boca-oreja ya está empezando a funcionar y el entusiasmo es contagioso.  Sólo con que se mejoren algunos detalles logísticos y de cortesía, se tiene una carrera redonda.  Por lo demás, ofrecemos nuestros endebles cuerpos para que hagan con ellos lo que quieran.

Participación femenina19 atalantas entre 160 corredores.  Silvia Alós (der.) y María López (izq.) hicieron polvo los pronósticos que no auguraban un tiempo inferior a las 5 horas de carrera para muchos corredores.  El ganador en categoría masculina fue José Antonio Quilis Cuevas.  ¡Enhorabuena a todos! 



Fotos:  AtalantasWeb y Ana María C.

15 de julio de 2011

Calar Alto: el cielo de Almería


Se promocionaba como la media maratón a mayor altitud de España.   Efectivamente,  la salida y meta estaban ubicados a una altitud de 2.160 metros,  aunque luego el recorrido descendiera unos cientos de metros en desnivel de modo que sólo se corría sobre los 2.000 m unos 8 km en total.  

El escenario, de película:  el Observatorio Hispano-Alemán de Calar Alto, instalado en lo más alto de la Sierra de Los Filabres, al norte de la provincia de Almería.   Descubir que esta sierra está poblada de tantos árboles y habitada por ciervos enormes y jabalíes nada tímidos, fue una gran sorpresa ese día.

Telescopios del Observatorio Astronómico de Calar Alto.



Estos 21 kilómetros reunían a corredores fondistas y de montaña en casi igual proporción.  Un día soleado, sin notas metereológicas de relevancia para una corredora.    Allí estaban las inigualables Marujas Acelerás, los Correbirras murcianos, miembros de las Selecciones de Carreras por Montaña de Andalucía y Murcia, duatletas...  Amigos reencontrados de carreras tan recientes como Sierra Elvira, los 101 km de Ronda y otras.

 

Resultó ser un medio maratón que discurría casi todo por pista forestal.  Los cinco primeros kilómetros son de correr, correr y correr en suave pendiente descendente que, en esa parte del recorrido, levantaba tanto polvo que podía masticarse, literalmente.  La primera de las dos subidas, esta vez corta, empieza justo en el km 5 y es recompensada con un avituallamiento en lo alto.  Luego el perfil vuelve a hacerse corredor y durante un corto trayecto la pista se convierte en senda entre árboles y terreno desigual.   El penetrante olor a tomillo y manzanilla fueron una grata constante a lo largo de todo el recorrido.  

 





El corta-fuegos en el que salvar 500 m de desnivel se aborda en el km 18 y es ahí cuando el 19 tarda lo suyo en llegar.  Se cambian algunas posiciones a falta, apenas, de 3 km para llegar a meta.   Jadeos y respiraciones comprometidas intentan ser disimuladas con la sonrisa que nos pide un oportuno fotógrafo que quiere dejar plasmado nuestros esfuerzos con sus disparos.  El km 20 lo han puesto en China y a partir del 20,5 es asfalto.  Al final sí que ha hecho calor...  



 
La primera atalanta en cruzar la meta, fue Marta Gallego, por debajo con un tiempo de 1:54:36 ¡Magnífica, por debajo de las 2 horas!  Le siguieron Esther Arias y Encarni Martínez en un podio de primer nivel.
Noelia Camacho, integrante del equipo femenino que quedó 3º en el reciente Campeonato de Carreras por Montaña fue la cuarta fémina en cruzar la meta y le correspondió trofeo como 1ª Senior.  Ana Ramírez, por su parte, se alzó con el primer puesto en la categoría Master Femenino. ¡Enhorabuena a todas!

Marta Gallego (1ª, 1:54:36), Esther Arias (2ª) y Encarni Martínez (3ª).

























Lo mejor

Estar cerca del Observatorio de Calar Alto.  Lástima que no se pudiera visitar.  A lo largo del año tienen algunos días en los realizan jornadas de puertas abiertas, pero son destinadas sobre todos a grupos de colegios y durante los meses del curso escolar.


Algunos apuntes

Inscripción:  15 € la cuota general.  12 € para los Federados en Montaña, Atletismo o socios del club A qué atacamos.

Aparcamientos:  mejor llegar temprano.  Hay un par de zonas llanas donde caben una treintena de vehículos en cada una y el resto aparcan a un margen de la carretera asfaltada que sube hasta el Observatorio.
 
Entrega de dorsales:  Desde dos horas antes de la carrera.  Entrega de gorra y protector solar.  Varias colas ordenadas por apellidos, aunque con atascos.

Participantes:  Más de 600 participantes (aproximadamente 450 corredores, entre ellos 30 atalantas) y el resto senderistas.

Señalización:  no exhaustiva, pero suficiente al transcurrir principalmente por pista forestal y  haber pocos desvíos.  Balizado con cintas plásticas e indicaciones con carteles cada kilómetro

 

Avituallamientos:  3 líquido-sólidos.  Mejorable.  El agua y la isotónica estaban calientes y no había vasos servidos en la mesa.  Había que esperar a que te vertieran el líquido en el vaso o coger tú mismo una garrafa y servirte.  Sin duda, la falta de experiencia.  

Cronometraje:  con lector de código de barras en meta.

Bolsa del corredor:  Camiseta técnica manga corta.  Modelo único para ambos sexos y todas las tallas disponibles.  Agua y fruta.

Duchas / vestuarios:  en las inmediaciones de la salida no hay.  Monte y árboles de alrededor fueron muy visitados ese fin de semana.   En los alrededores de la meta había una manguera con la que resfrescarse y en Gérgal (a 24 km) se podían utilizar las duchas de la Piscina Municipal presentando el dorsal.

 

OTROS:  Un despliegue de servicios médicos para tratar incidencias que ya quisieran otras carreras que se tienen por más relevantes en el calendario de competiciones. 

ORGANIZACIÓN      
       

5 de julio de 2011

Ribagorza 2011 Campeonato de España




El 3 de julio de 2011 tuvo lugar el Campeonato de España de carreras por montaña.  El marco en el que se desarrolló este evento fue la comarca ilerdense de Alta RibagorzaAuthentic Pyrenees, como ponía su eslógan.    



Entre mayo y septiembre habrá oportunidad de correr un maratón, una carrera vertical, un duatlón de alta montaña y un medio-maratón en un conjunto de carreras que, en conjunto, son el Road to SkyGames 2012, y que pretenden ser el bagaje y la experiencia necesarios para albergar el próximo año los SkyGames.  La comarca espera con ilusión estos eventos deportivos por el impulso que le imprimirán a esta zona rural.

Los SkyGames son una cita internacional que ocurre cada cuatro años, con lo que se puede hablar perfectamente de unas olimpíadas de carreras de montaña con varias pruebas de distinta índole y la participación de miles de deportistas de más de 25 países.  




La condición que exige la Federación Internacional de SkyRunning (ISF) para otorgar su consentimiento, es que “la zona geográfica montañosa esté a una altitud mínima de 2.000 m sobre el nivel del mar, además de contar con infraestructura hotelera y de servicios, buenas comunicaciones y experiencia en celebración de eventos deportivos“.  Antes había sido el turno de Italia y Andorra y en el 2012 será la oportunidad de España, gracias sobre todo al empeño de la Asociación para el Desarrollo de la Ribagorza Románica y al apoyo indispensable de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME).

Pero toda esta fiesta ocurrirá dentro de un año.  Esta vez queremos dar una visión de lo que ocurrió el 3 de julio en Vilaller, municipio de salida y meta de la carrera.  


Campeonato de carreras por montaña individual y por selecciones autonómicas

La entrega de dorsales se realizó el sábado 2 de julio en Vilaller, de 16:00h a 19:00h.  Debido tal vez a la gran distancia que tenían que recorrer los deportistas venidos de más lejos y a a las altísimas temperaturas de esa tarde, lo cierto es que casi todos los dorsales se entregaron durante la última hora, bajo un sol implacable y una única cola (¿por qué sólo una?) que no avanzaba con la deseada celeridad.   Menos mal que después de tantas carreras hechas a lo largo del año, una cita de campeonato parece más una kedada entre amigos y sus familias, con quienes intercambias fotos para la posteridad y comentas el viaje, el entorno y las carreras.  Había hasta un carpa inflable para entretener a los muchos niños que saltaban y disfrutaban mientras sus padres recogían chip, dorsal y bolsa de corredor.





Hay que decir que hubo algunos fallos en este apartado, en los que se entregaron varios dorsales mal asignados y correspondientes a una carrera distinta.  Recordemos que el domingo habría tres grupos:  las atalantas federadas a nivel nacional que disputarían 42 km, luego los hombres en las mismas condiciones que saldrían media hora más tarde y finalmente un tercer grupo que englobaba a todos aquellos participarían en la carrera corta, independientemente de su sexo, junto a los deportistas sin tarjeta federativa o con una de ámbito regional que correrían 42 km o 21.  Tampoco hubo camisetas de chicas para todas, algo difícil de explicar cuando se tiene un recuento tan minucioso de la participación en un evento de este nivel.  Sí, es sólo una camiseta, de acuerdo, pero...

A las 19:00h empezó eso que ahora llaman briefing pero que en buen castellano es una charla informativa sobre las características de la prueba.  Estas charlas son siempre muy importantes y nadie debería perdérselas.  Ni cuando se trate de la trotada hasta la cruz en lo alto de tu pueblo ni mucho menos en un campeonato nacional.

Esa tarde se dieron datos clave.  En un subterráneo abierto en los bajos de unas instalaciones deportivas, con un calor sofocante y definitivamente con muchas menos sillas de las necesarias, buena parte de la audiencia estaba de pie y hacía esfuerzos por escuchar lo que se decía enfrente.  No extraña, pues, que varios corredores prescindieran de esta charla y buscaran un sitio más respirable donde esperar a sus compañeros más sufridos.


A las presentaciones protocolarias y las amables palabras de bienvenida de representantes de la FEDME (D. Goio Larrañaga) y autoridades locales, siguieron los datos técnicos de la carrera.  Por increíble que pareciera en ese instante, a doce horas de la competición los metereólogos estaban bastante seguros de que al día siguiente habría, no lluvia, sino tormenta en las zonas altas por donde discurría la carrera de 42 km.  Tratándose de alta montaña, esto comprometía seriamente la seguridad del corredor y desde ya se advertía, con la seriedad debida, que había posibilidades de que se anulara el trazado de 42 km y se pusiera en marcha como recorrido alternativo el de la carrera corta de 21 km.  También se incidió en la inexcusable utilización del material obligatorio:  cortavientos/chubasquero de manga larga y tejido técnico, al que excepcionalmente por esta vez se le excusaba de portar capucha, dado lo sorpresivo de la metereología.  El que avisa no es traidor...

Una de las atalantas portando el chubasquero obligatorio


Lo cierto es que ya desde la página web de la organización se avisaba de que esta prenda era obligatoria, así como la prohibición de bastones durante la carrera.  Pero es fácil que pocos lo hubieran visto, pues si bien la web tiene un diseño pulcro y elegante en lo estético, la información no es de fácil acceso para el visitante y aparece dispersa, arrinconada y laberíntica.  Lo de user-friendly esta vez no se cumplía mucho...

Una vez advertidos y más que advertidos (muy bien los árbitros en este aspecto, expresándose con una claridad que no dejaba dudas), el espíritu positivo de que lo peor no ocurriría, nos deleitamos, una vez más, con este vídeo tan difundido sobre los paisajes de alta montaña que esperábamos ver al día siguiente.   

Las imágenes corresponden a la carrera-prueba que se hizo en agosto de 2010, con corredores invitados que la recorrerían íntegramente y que serían, no ya liebres, sino conejillos de Indias para probar la seguridad del terreno, la ubicación de puntos de control y avituallamientos, entre otros aspectos técnicos.  Las vistas no tienen precio.  Había un paso con cuerdas, un pequeño nevero que tendríamos que pisar, un Aneto lejano que podríamos contemplar... 



Bonito, ¿verdad?  Lástima que lo que allí se ve y lo que realmente ocurrió sólo tienen en común...  ¡el helicóptero!  El domingo amaneció tal y como decían los metereólogos.  Sí, el 3 de julio fue el día que por fin acertaron una.  Ya se veía el cielo negro en Vilaller y cruzado por impresionantes relámpagos.  Eso era nada, comparado con lo que caía a más de 2.000m. según informaban a los organizadores.  Minutos de incertidumbre, apertura de paraguas, cerrar la cremallera de la chaqueta...  La organización y demás responsables no se arriesgan  y anuncian que las tres salidas se retrasan una hora y que se pondrá en marcha el recorrido alternativo.  O sea:  todos a correr 21 km.  Las atalantas a las 9:00 h, los chicos a las 9:30 h y los que desde un principio iban a hacer la carrera corta tienen su salida a las 10:00h.
Decepción entre algunos corredores, alivio entre otros, según en qué condiciones hubieran llegado a Ribagorza y si se les daba mejor o peor las distancias más cortas.  La estrategia para los primeros puestos cambiaba y las apuestas para el podium también. 



Pocos discuten la decisión de alterar el recorrido.  Las razones fueron puramente velar por la seguridad del corredor y de los voluntarios que debían esperarlos para ofrecerles avituallamiento.  Por muy importante que sea la carrera, en un medio como la alta montaña toda precaución es poca y no todos los corredores cuentan con los mismos recursos ni experiencia para hacerle frente a circunstancias adversas como las que ese día había.  Que sí, que hay gente que ha muerto corriendo por montaña.  Así que desde el punto de vista de la seguridad, una decisión acertadísima.   ¿Que se ha quedado deslucida la carrera?  Sin duda.   El recorrido alternativo no se puede comparar en belleza al más largo, pero más hubiera afeado un accidente grave.


21 km y 1.300 m de desnivel positivo

Dos kilómetros de llaneo para luego ascender, mano sobre muslo, más de 1.200 m sin tregua desde el km 2 al 8.  Sólo arriba se pueden disfrutar de unas vistas panorámicas que quitan el hipo al contemplar las montañas y valles que hay alrededor.  Pirineos es impresionante y, mejor o peor, es un lujo poder hollar estos prados tan verdes y sentir la hierba húmeda en las pantorrillas.  Para las que estamos acostumbradas a menos hierba y a más espinas, la sensación de placer se redobla...  A todo esto, de la tormenta de la hora anterior ya nadie se acuerda.  Hace un sol de justicia.  El cortavientos estorba incluso enrrollado en la cintura.  El cielo está limpio y azul.  La verdad es que los nubarrones y relámpagos parecen más bien obra de algún gnomo gracioso  que quería gastar un mala broma...  

Una vez alcanzada la única cima, empieza la bajada técnica, que no es muy larga y que luego da paso a un sendero semi-boscoso donde ya no se ve más el horizonte y que resulta bastante monótono hasta volver a Vilaller.



Las ganadoras

Imparable, Oihana Kortázar, que era la favorita para este año y que desde el primer minuto de carrera se forjó una cómoda ventaja que nadie detrás pudo arrebatarle.  Lo intentaron todas las de detrás, eso sí.  Con más posibilidades Blanca Serrano, la actual campeona hasta ese día y Nuria Domínguez, que fueron 2ª y 3ª respectivamente.  Un podio idéntico al de Sierra Elvira, que fue la primera carrera de la Copa de este año y que también hemos contado aquí.

Oihana Kortázar en cabeza de grupo, a pocos metros de la salida


Por equipos de federaciones autonómicas en femenino, la catalana, la vasca y la andaluza, en ese orden, se impusieron entre los siete equipos totales que este año han participado.



Pero hay más...


Indolentes a cualquier carrera, antes y después han estado y seguirán las montañas pirenaicas,  bellas no importa la época del año que se las visite.  Un patrimonio cultural riquísimo, que lleva como buque insignia el Conjunto Románico de la Vall de Boí que la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.  



(Quizá) los precios de todo por allí son notoriamente más altos que en otras partes de España, pero a sus orgullosos habitantes les gusta recibir turistas y mostrar su rico pasado milenario.  Junto a la despoblación de estas zonas, se da una impresionante promoción inmobiliaria que invita, promueve, incita y tienta más a la adquisición de viviendas que a las pernoctaciones pasajeras.





Ribagoraza es Authentic Pyrenees y mucho más



Como se explica más arriba, la distancia del maratón no llegó a correrse, pero a efectos de clasificación la denominación prevalece.  SkyMarathon para la carrera Campeonato de España y Sky Race para los participantes originales de los 21 km.

Clasificación absoluta SkyMarathon INDIVIDUAL
Clasificación SkyMarathon por equipos FEMENINOS de federaciones autonómicas
Clasificación SkyMarathon por equipos MASCULINOS de federaciones autonómicas 
Clasificación SkyRace

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En la el pueblo de Barruera tuvimos la oportunidad de asistir a la presentación de este libro:  "El legado del Valle" y de conversar con sus autores Jordi Badia y Luisjo Gómez, enamorados de esa comarca.  Amigos desde la adolescencia, han escrito juntos una novela de misterio precisamente ambientada el el Vall de Boí.  Entre sus muchas curiosidades, el primer capítulo narra la carrera por montaña de una valiente mujer.  ¡Qué casualidad!  Publicado en catalán y castellano.

 




Fotos:  AtalantasWeb y Christophe R.