23 de octubre de 2010

Lo barato sale caro

Si llevas un rato en esto, ya te habrás dado cuenta de que aquello que tanto dicen, “correr es el deporte más barato que hay”, no es “frecuentemente cierto”.  Con la mejor intención, mil veces te habrán asegurado que, con una mínima inversión, generalmente en calzado, ya estarías lista para salir teniendo delante miles de kilómetros esperándote, a diferencia de otros deportes que requieren pelotas, raquetas, elementos de apoyo y protectores corporales, así como sus respectivos porta-pelotas, transporta-raquetas, guarda-apoyos y protege-protectores…  ¡!

Y a pesar de que en esta comparación correr pueda parecer elemental y natural (¡y lo es, pero con matices!) el nuestro no es un deporte económico una vez que se cruza el umbral de tomarse los entrenamientos con un poco más de rigor.  Y ese umbral se traspasa cuando decides prepararte para alguna carrera señalada o simplemente para seguir sintiendo ese punto de esfuerzo que nos hace sentir que nos movemos.  Es entonces cuando necesitarás algo más que una “mínima inversión”.  

Hay una lista extensa de indumentaria, accesorios y servicios profesionales que pueden hacer nuestra vida como corredoras mucho más agradable, fácil y hasta estéticamente favorecedora.  Hoy quisiera hacer hincapié en uno en el que, a mi juicio, no conviene escatimar dinero.  Por supuesto que un ahorro es bueno y de agradecer, excepto cuando merme en la calidad del producto adquirido o nos prive de unos beneficios que no siempre son ponderables económicamente.



Zapatillas para correr:  tus aliadas, tus cómplices… en definitiva, tus mejores amigas en los rodajes y en las competiciones.  Son la compra más importante de una corredora, así como la más personal:  sabrás que tienes el calzado ideal cuando estés corriendo y no tengas que acordarte de él mientras lo estés usando.

Si por ahorrarte un dinerillo decides adquirir un par de zapatillas de inferior calidad, puedes acabar pagando con creces la cantidad inicialmente ahorrada.  Lo mismo sucede si alargas en exceso su vida útil.  Inicialmente los defectos no son fáciles de detectar, pues cuando son nuevas las zapatillas rinden casi tan bien como un modelo de gama superior.  Peligro:  atribuirás fallos e incomodidades a la falta de costumbre y por adaptarte a ellos incurrirás en malas posturas y hábitos que pueden perjudicar la salud de tus pies, caderas, espalda…  Cuando las propiedades mecánicas de unas zapatillas baratas o demasiado usadas hayan dado de sí todo lo que podían dar, tus pies se sentirán tan cómodos dentro de una horma conocida que no querrás cambiarlos.  Por eso más vale prevenir.

Aunque se te trencen las tripas o se te tense la mandíbula a la hora de pagar, procura comprar un calzado de marcas de prestigio.  Como guía, un buen par te costará por encima de los 100€ y pagar mucho más de este precio no mejora significativamente sus propiedades mecánicas, lo contrario de lo que sucede cuando el precio baja de esta cifra.  Lee comparativas técnicas en revistas especializadas (aunque debes estar atenta para distinguir entre la publicidad que sustenta a la revista y las verdaderas comparativas técnicas).  Hay mil modelos disponibles en el mercado, lo cual puede dificultar bastante nuestra elección, ya que podemos sentirnos abrumadas ante la avalancha de oferta.  Por eso no dudes en preguntar a otras corredoras por sus experiencias con el modelo que usan.  Verás que al final no hay tantos como parece y que muchas Atalantas han hecho populares unos pocos modelos solamente.    

¿Cómo ahorrarte dinero de otra forma y de una forma más inteligente?  

Compra segura de lo que quieres y necesitas.  Muchas tiendas de deporte ofrecen gratuitamente un análisis de pisada por ordenador.  Esto ya te hace ganar mucho, pues tendrás la tranquilidad de estar haciendo una buena inversión en un artículo que luego no tendrás que abandonar por inservible.  

Es importante que sepas cuantificar y cualificar los kilómetros que haces a la semana, así como el tipo de superficie por la que entrenas.  Esta información es clave para saber si necesitas elementos adicionales que te aporten sujeción, estabilidad, o más amortiguación de la pisada.  Ten en cuenta que si eres una corredora polivalente, probablemente necesitarás un par específico para cada tipo de modalidad.  Lo siento, pero es así.  No existe la zapatilla que valga igual para correr por el parque cerca de tu casa que para bajar y subir fuertes pendientes entre piedras sueltas.

Si crees que has hecho una buena compra, asegúrate de saber nombrar a tus zapatillas por su nombre y apellido por si quieres volver a repetir el mismo modelo.  Como las siglas y nombres comerciales no se me quedan en la cabeza, cuando toca renovar me llevo el par viejo y pido que me den las mismas… 

Intenta comprar en la misma tienda.  Prefiere las pequeñas y especializadas a las grandes y genéricas.  Así no sólo favoreces a los comerciantes más pequeños, sino que con el tiempo te llegarán a conocer y podrán hacerte un descuento adicional por ser cliente fija.  

No tienes que comprarte el último modelo que haya sacado tu marca de confianza.  Generalmente en las tiendas siempre quedan pares de la temporada anterior que son tan válidos como las últimas incorporaciones al catálogo y que por lo regular tienen un precio inferior por estar menos solicitadas.  En un año, lo que sale a relucir más es el trabajo de Marketing del fabricante antes que sus conclusiones en I+D.

Y por último, cuida de ellas para que te duren en las mejores condiciones.  A pesar de lo que recomiendan por ahí y para el tiempo que me duran las zapatillas antes de que me toque renovarlas, yo no soy ni de lavadoras ni de secadoras.  Después de cada uso, dejo que se ventilen naturalmente sin que jamás les dé el sol directo (calor y goma no son buenos amigos).  Y si están un poco sucias tampoco pasa nada; encuentro un poco de disfrute en que se note a simple vista qué tan lejos he llegado con ellas…  

Mi trucoconserva la caja original del embalaje.  Anota en ella la fecha de la compra y prométete revisar tus zapatillas dentro de un año.  Si has sido buena, seguramente entonces sea tiempo de escribirle una carta a los Reyes Magos…